domingo, 25 de octubre de 2009

Nuevos tiempos




Siglo XX, cambalache; siglo XXI, frenesí.

Me siento rara, mal. Me estoy mareando. Empiezo a temblar. Un cosquilleo extraño se apodera de mis manos; se me duerme el brazo izquierdo. El corazón se desboca, respiro agitada. Definitivamente estoy mareada. ¿Me bajó la presión como de costumbre? Soy de presión baja. No, por primera vez en mi vida me subió. Al menos eso me dice la enfermera que tiembla tanto como yo mientras insiste en estrangular mi brazo; no sé si lo hace para reconfirmar los valores o para ver si reacciono ante el dolor. Trato de levantarme de la silla, quiero escapar pero no puedo a la vez que me aferro a los apoya brazos buscando seguridad y, al hacerlo, las manos adormecidas empiezan a doler. Al menos volví a sentirlas, hace instantes estaban totalmente entumecidas. Me ahogo. Quiero llorar o gritar pero ni siquiera puedo hablar. Solo temblar. Los que están a mi alrededor me miran, fijo. Sus caras reflejan miedo. Siento que todo mi cuerpo está acelerado; sin embargo el tiempo pasa… ele-e-ene-te-o. ¿O será que todos corren? Traen agua, gaseosa, sal, azúcar. No se deciden, y a mí qué me ofrezcan todo junto me está revolviendo el estómago. Llaman a la ambulancia, no logro escuchar; o tal vez sería acertado decir que no logro entender qué le dicen al servicio de emergencias.

Y bueno, hasta acá llegué; pienso. Me infarté.

Ataque… pero no de corazón; de pánico.


Texto: Laura Ramírez Vides

Arte gráfico: Maitena Luz San Miguel (Marcadores sobre papel, título: “Mi familia”).


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