domingo, 5 de agosto de 2012

Épocas



¿Cómo te explico lo que no se entiende?
¿Cómo te cuento la historia si aún está tan presente?
— Má, no te preocupes, en la escuela nos contaron lo que pasó en la “otra época”— me dijiste mientras caminábamos al lado de las siluetas que te dieron tanto miedo buscando la entrada a esa ciudad-infierno.
La “otra época”… yo tenía tu edad cuando empezó y crecí con bandas militares, uniformes, desfiles, tanques, aviones; rodeada de secretos, Raybans y bigotes.
Soy parte de una generación definitivamente dañada.
Aprendí a hablar despacio, a no tocar, a andar con cuidado.
Vos en cambio vivís a todo volumen; tocás con los ojos y mirás con las manos.
Yo me paralizo ante los lienzos fantasmas.
Vos los exorcizás a saltitos, rimas y carcajadas.

Los años pasaron, pasan y yo todavía siento el dolor que no viví, huyo de la agonía que no sentí.
Y así ando…
Con el callar acostumbrado.
Con el silencio roto en destellos y a dentelladas.
Con las ausencias presentes, ahora y siempre
Con el miedo guardado, por ahora y… ¿para siempre?

De lo que les enseñemos depende.
En lo que aprendan confiamos.
O tal vez…
De lo que aprendan dependemos.
En lo que les enseñemos, ¿confiamos?


Texto y Fotografía: Laura Ramírez Vides
Texto incluido en el Libro Vivo realizado por las editoriales )el asunto(, La CRIA y Milena Caserola, en el marco de la muestra "Espejos, el camino incierto al país de las maravillas" en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti. Invierno del 2012.

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