martes, 29 de septiembre de 2020

Sorpresa



Es maravilloso recibir una sorpresa como la que recibí hoy. 
Raúl Luna, a quien no conozco, se contactó conmigo para contarme que grabó uno de mis microrrelatos con su voz, lo musicalizó y lo compartió en su canal de ivoox "Las lecturas del abu". 
Podes escucharlo en el siguiente enlace Demasiado tiempo por Raúl Luna

Gracias Raúl.

jueves, 25 de febrero de 2016

Sangre fría


El grito estridente, corto, agudo, tensa el aire.
El corazón se dispara; me agito.
Un desagradable escalofrío me retuerce.
El sudor frío me sofoca.
Me sacudo y enfrento lo inevitable.
Un golpe seco; tripas, fluidos, muerte.
Asco.
Odio a las cucarachas.

Texto y fotografía: Laura Ramírez Vides

lunes, 17 de noviembre de 2014

Temprano


Se te hizo temprano; no pudimos hablar el silencio.
Se te hizo temprano; no supimos susurrar lo gritos.
Se te hizo temprano, no logramos comprender el dolor.
Se te hizo temprano; las cicatrices que lamimos juntos todavía supuran.
Se te hizo temprano; te perdiste de tanto y nos privaste de todo.
Se te hizo temprano y acá, en el llanto, se te extraña.

Texto y fotografía: Laura Ramírez Vides

lunes, 25 de agosto de 2014

Entramado


Me enamoré de un poeta que cuando fui madre me mostró su niño turbulento en el que descubrí a un hombre roto que espero finalmente haya encontrado algo de paz.

Texto y fotografía: Laura Ramírez Vides


sábado, 29 de marzo de 2014

Ella


Hace muchos años me acompaña; a veces callada, otras a los gritos.
Su presencia todo lo invade, siempre.
Cuando intensa, duele.
Cuando suave, tiñe la vida de opaco.
Tengo que hacerme amiga, necesito hacerlo.
Tal vez así la tristeza deje de llorar a través mío y se contente con velar mi mirada.

Texto: Laura Ramírez Vides
Fotografía: Mariana Salcedo, http://www.flickr.com/photos/maisalcedo

lunes, 17 de marzo de 2014

Acto de fe - Salto de fe


Habían pasado demasiadas cosas juntas:  eventos desafortunados cual laberinto de fichas de domino: tic-tic-tic-tic-tic-tic-tic.
No podía más; no podíamos más, el más puro y profundo dolor había dado paso a esta nada insoportable. Sí, nada. No nos interesaba nada, no queríamos nada y las dos buscábamos el dolor como única forma posible de sentirnos vivas.
La decisión la tomé yo, algo había que hacer.
Nos subimos, lentamente fuimos elevándonos hasta llegar a lo más alto donde podíamos ver los brazos del río, el delta, las islas, verde, mucho verde delineado por el amarronado río en el Tigre.  Hermosa postal que no lográbamos sentir ni disfrutar. No había vuelta atrás, solo existía el adelante que -en realidad-  era abajo.
Nos miramos intensamente, nos tomamos de las manos, fuerte, muy fuerte y allá fuimos. Caída libre. El grito se nos atragantó por la aspiración profunda, el estómago en la garganta, la nada pasó a ser todo hasta que, sin saber cómo o por qué el grito salió en forma de alarido; explotó el mío, estalló el de ella, las dos bramando desde lo profundo de nuestro cuerpo, con todas nuestras fuerzas, hasta el último aliento y… todo volvió a empezar. 
Montaña rusa.

Texto y fotografía: Laura Ramírez Vides

martes, 25 de febrero de 2014

No creo...


No creo que exista demasiado para hablar. El lenguaje es una ilusión: un espejo o un espanto. Un espejo, un reflejo, una mueca o una distorsión. ¿Realidad o fantasía? Pero te vi. Saliendo de aquella tienda, como si hubieses asesinado a alguien: pero nunca pude descubrir cuál era (es) tu arma favorita. El horror se leía en tu cara, la fascinación en tus ojos. Me miraste fijamente (tan solo unos segundos) y lo supe en ese mismo instante en que me contagiaste esta extraña sensación que me acompaña desde entonces.
—Dr. Sivak. O debería llamarlo Sr. Glass: ¿Cuál es el espacio, esta sensación que está fuera de todo parámetro? Si no puede no me conteste ahora… pero ¿Cuál es su arma favorita?
Respiró hondo, hizo algunas anotaciones -que incluían la receta de una nueva droga experimental- y sin siquiera levantar la vista me recordó que ya era la hora. Me acompañó a la puerta (como siempre), fríamente nos saludamos hasta la semana siguiente (como siempre) y salí a la calle con mi extraña sensación (como desde ese día).
Y cada vez que pienso en un gato –droga ¿experimental?-, pienso en un asesino (o en un asesinato). Despacio, tenue: casi imperceptible. La boca, las garras: Sr. Glass, perdón Dr. Glass: fríamente: cada vez: todo se vuelve imperceptible: sus palabras. Estoy aquí para que todo sea suficiente.
Voy a la dirección señalada; lugar extraño en medio de la ciudad, pasillo al fondo, bien al fondo, timbre que da idea de electrocutarte al tocarlo, señorita-secretaria-recepcionista que con la misma actitud fría que acompaña a todo este proceso me entrega las experimentales pastillas. Las había imaginado de colores; en vez, son grises. Todo se vuelve enorme: los gestos, la sexualidad, la comida. Pero sobre todo las pastillas. No hay colores: solamente el blanco y negro, como si estuviésemos mirando (siendo parte)-(d)el primer arribo humano a la luna: Un gran paso para la humanidad… con un inesperado impacto en mi cuerpo, ¿o será en mi cerebro? En realidad no sé qué esperaba si es que acaso esperaba algo. De todas formas me tomó por sorpresa. No creo que exista: demasiado para hablar.

Publicado en el Onirógrafo el 12 de abril de 2009:  http://elonirografo.blogspot.com.ar/2009/04/no-creo-laura-ramirez-y-fabian-san.html  
Texto: Laura Ramírez Vides - Fabián San Miguel 
Fotografía: Laura Ramírez Vides